jueves, 26 de junio de 2008

5 El almuerzo.

Voy abriendo puertas y llendo de habitación en habitación, retrocediendo sobre mis pasos.
Han pasado ya 2 horas, queda menos.
3 horas.
5 horas.
7 horas.
No puede ser, ya debería haber llegado a la habitación del principio.
- ¿Alicia? ¿Me oyes?
Nada. Maldito walkie-talkie.
- ¡Alicia, responde!
-¿Euh? ¿Marco? Hola.
- Ay, gracias a Dios.
- Marco tengo hambre... Por aquí no hay nada.
- Alicia, tenemos un problema, por aquí tampoco.
- ¿Cómo? ¿Aún no has encontrado la habitación de la trampilla?- No...
- No deberíamos habernos separado.
- Vuelvo hacia delante, ¿vale?, tu retrocede y nos volveremos a encontrar.
Ya han pasado 2 días, no encuentro a Alicia, no se que va a ser de nosotros, necesitamos comer y no podemos salir de estas malditas habitaciones, no se que esta pasando, todo es muy raro, por más que avanzo no la encuentro, no encuentro el principio, no encuentro el final...
- ¿Alicia?
- Marco...
- ¿Qué podemos hacer?
- Esto es interminable.
- Debemos de habernos pasado algo por alto, estoy convencido...Pero, ¿qué?
- Creo que no puedo más, Marco... No quiero seguir...
- Alicia no te des por vencida...
- Marco...
- Encontrare un modo de que nos volvamos a ver.
¿Qué es lo que hacemos mal? Tiene que haber un modo de salir...
- ¡¡AAARGGGHH!!
No puedo más, tengo que encontrarla, correré hasta volver a verla, de habitación en habitación, tengo que volver a verla, la encontraré, le prometí que saldríamos juntos de aquí.
- ¡Uuuah!
Pierdo el equlibrio y caigo de boca. Auch, que daño... Estoy sangrando. Me tapo la nariz con un pañuelo. La sangre gotea en el suelo. Que daño... Es igual, he de seguir.
Abro la puerta y entro en la próxima habitación... Un momento... Eso que veo es... No puede ser, es mi sangre en el suelo. Vuelo a la habitación y mi sangre sigue ahí, pero en la siguiente habitación también, ¡¿qué coño?!
- ¡Alicia! Deja de andar. Cada habitación es la misma, es inútil...
- ¿Cómo? Marco, ¿estás bien?
- Mira te lo demostraré. Coge la navaja y haz una marca en la pared.
- Si.
- Ahora pasa a la siguiente habitación y verás que la marca esta ahí.
- M...Marco... ¿Qué está pasando? ¡¿Qué vamos a hacer!?
- Tengo que pensar... Tenemos que pensar en algo...
- Pe...Pero, ¿porqué entonces no estamos en la misma habitación?
- No lo sé... Tal vez al separarnos... No sé, esto es muy raro.
¿Qué vamos a hacer? Piensa...
- ¡¡Joder!!
¡A la mierda, joder! Doy golpes a todo, no puedo parar. No puedo más, esta situación me desespera. ¿Qué hago, qué hago? Espera... La mochila... Tal vez...
Todo inútil. Un momento...¿Un martillo? ¿Qué habrá tras estos tabiques? Golpeo la pared, la resquebrajo, la hiero, la caliento, la derrumbo... No puede ser, otra habitación, otra puerta, otra mancha de sangre. ¡¿Esto nunca va a acabar?!
Me desplomo en el suelo junto a mi moral y mi esperanza, solo, con la puerta, con la sangre, no hay nada más, estoy atrapado.
Apoyo las manos en el suelo, pero una mano se me hunde, este tablero esta suelto. Tal vez... Quizás... Quito el tablero, el de al lado, y todos los demás... ¿Cómo? ¿Qué es esto? Dios mio...
- ¡¡ALICIA!!
- ¿Marco..?
- ¡¡Alicia, el suelo!! ¡¡QUITA LOS TABLEROS!!
No puedo evitar reír con sonoras carcajadas, carcajadas de victoria, de esperanza, carcajadas de felicidad.
- ¡Marco, dios mío!
Una trampilla... ¡La trampilla! Todas las habitaciones son la misma, la del principio, la del final, ¡todas!
Abro la trampilla y bajo y allí la veo... Nunca me había alegrado tanto de ver un cadáver... Allí esta Ayumi, la pistola, la sangre, la oscuridad.
Me siento en el suelo y me cubro el rostro con las manos, me seco las lágrimas y sonrío.
- ¡¡MARCO!!
Allí esta, al fin... Corre hacia mí y me abraza y no nos soltamos.
- Alicia... Al fin. Saldremos juntos de aquí.
- Marco yo... ¿Qué vamos a hacer? Tengo hambre, tengo mucha hambre.
- Creo que... Solo tenemos una opción.
Los dos cruzamos nuestras miradas y las enlazamos como si se tratasen de hilos que engendran un manto, hilos que nos unen y nos hacen sentir mejor. Los dos miramos con desdicha a la chica que yace en el suelo muerta.
Saco la navaja y me acerco hacia la chica, miro a Alicia y le doy mi chaqueta.
- Usa esto.
Alicia saca un mechero y coge la chaqueta.
El fuego y la carne están listos. Al fin saciaremos nuestra hambre.
- Sigamos.
Me dirijo hacia la puerta, entonces Alicia se acerca por detrás y me agarra del brazo.
- No quiero que nos volvamos a separar, ¿he? Lo he pasado fatal.
- No te preocupes.
La miro y sonrío para tranquilizarla.
Seguimos caminando y salimos de la habitación pero nos paramos en seco.
- Marco... ¿Ahora qué? ¿A abrir puertas?
- Supongo... vamos.
Saco la cuerda y la navaja y nos ponemos en marcha.
Se oye un grito, parece una niña, viene del piso de abajo. Alicia y yo nos miramos.
- ¡¡Vamos, Alicia!!
Bajamos y buscamos por las habitaciones. Ahí esta, un momento...
La niña esta en una esquina sentada en el suelo y se tapa con las manos la cara llena de lágrimas y espanto. A un par de metros de la niña hay un señor bastante mayor apuntándola con la pistola, ha notado nuestra presencia y se gira hacia nosotros con la pistola en alto.
Cómo es posible... Más gente, ¿quienes son? ¿Y ese señor, tiene algo que ver con todo esto?

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