lunes, 1 de septiembre de 2008

4. El colegio Gifitth.

Donde mas aprendí sobre aquel extraño mundo fue en el instituto. Mi primer día allí fue bastante… Curioso.
- ¡Buenas, Helena!
- Ha, buenos días Rine… Que bien que te encuentre por aquí, estoy tan perdida…
- Hahahah, normal… Ven, te llevare a tu clase.
- ¿Cómo? ¿No vamos a la misma clase?
- No… Yo voy a un curso menos que tú, tengo 15 años.
- ¿¡Quééé!?
- Sí, ¿qué te pensabas?
- Pareces tener mi edad o más…
- Hehe, qué va…
- Pues vaya, pensé que iríamos juntas a clase…
- No te preocupes, te ha tocado en una clase bastante buena, conozco a algunas personas allí.
- ¿Sí? Si me los presentases…
- Claro, claro. Ahora te los presento, no te preocupes.
- Bien, entonces vamos.
Rine me llevo dos plantas arriba hasta una clase al fondo del pasillo.
- Primero de bachiller, B.
- Vaya… No hay mucha gente.
- Qué va, tampoco somos muchos habitantes en el reino, así que…
Entonces me hace un ademán para que la siga y se para ante un grupo de cuatro chicas bastante peculiares.
- ¡Hola chicas!
- Hombre, Rine…
- Buenas mujercilla.
Todas saludaron amablemente y me miraron confusas.
- Ah, ella es…
- Yo me llamo Helena. –Interrumpí.- Soy nueva por aquí y al parecer me ha tocado estudiar en esta clase… Encantada.
Les brindé mi mejor sonrisa y les di la mano.
- ¡Hola! Yo soy Megan.
Megan era muy morena y tenía la media melena y los ojos color rojo vivo. Vestía con una especie de armadura que le cubría el pecho y unos pantalones de maya, en los pies llevaba unas botas de acero. Toda su vestimenta se veía bastante machacada con manchas negras, como si la hubieran achicharrado.
- Encantada, soy Aaylah.
Esta se veía aun más negra que la anterior, pero lo más raro es que tenía el pelo verde y recogido con dos moños. Llevaba un vestido rojo de seda.
- ¡Izumi!
Izumi era una elfa y era guapísima. Su piel era tan pálida como la nieve y su pelo era negro y muy largo. Los ojos los tenía azules y llevaba puesto un conjunto corto de cuero y unos botines marrones.
- Y sólo quedo yo, me llamo Delia.
Delia era la más impresionante. Se veía a legua que era una esfinge. Tenía el cuerpo de cintura para abajo como el de un león y en la espalda dos hermosas alas como las de un angel. Su pelo y sus ojos eran color café.
- Encantada…
Megan me miro extrañada.
- Te veo algo nerviosa, ¿estás bien?
- ¿Eh? Sí, sí.
Delia me puso una mano en el hombro e intentó tranquilizarme.
- Se que ver tantas cosas extrañas juntas se te hace raro, hehe. Te acostumbrarás, tranquila.
Empezaron las clases y llego la profesora. Me presenté ante toda la clase y me asignaron un sitio.
Las clases las pasé distraída mirando a todos los que me rodeaban. Había algún ser humano, pero la mayoría de la clase estaba formada por seres extraordinarios.
- Tsss…
Me pareció oir un ruido pero seguí a mi bola.
- ¡Tsss!
- ¿Euh?
Miré a mi alrededor y no vi nada fuera de lo común.
- ¡Helena!- Susurró.
- ¿Ein? ¿Dónde..?
- Detrás tuya…
Me volví y vi a un gnomo con el pelo rubio y corto.
- Sí, soy yo.
- Ah, hola… ¿Qué pasa?
- Es que… - Se sonrojó y continuó mientras miraba al suelo.- No veo… Soy muy pequeñito y…
- Ah, jajaj, lo siento, ¿te cambio el sitio?
- Si, por favor… Luego, en el cambio de clase.
- Vale, no hay problema.
- Gracias.
A medida que pasaban las horas las clases se iban haciendo tan aburridas como en mi antiguo colegio. Sin embargo aquí se me hacía divertido ver a un hada, tan chiquitita, escribiendo en la pizarra con una tiza tan grande como ella o intentando captar la atención de la clase. Sí, nuestra profesora de lengua era un hada. Pero no como las hadas que había visto en las películas, ni mucho menos. La señorita Esqüer era regordeta y siempre iba con un traje de chaqueta y falda. Llevaba el pelo castaño recogido en un moño alto y tenia unas diminutas gafitas colgadas del cuello.
La escuela terminó a las dos y media y yo me fui a la salida a encontrarme con Rine junto con Megan, Izumi, Aaylah y Delia.

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