lunes, 29 de septiembre de 2008

6. El libro de la transparencia


En mi vida no había montado ni tan siquiera un caballo, montar a lomos de un dragón era algo que nunca me había pasado por la cabeza.
Desde el cielo Giffith se veía tan hermoso como diminuto. Las casitas dibujaban una pequeña mancha en el paisaje.
- ¿Ves ese río de ahí? Es la frontera entre Ryuuuga y Giffith…
- Anda… Por cierto, ¿quién reina aquí y quién en Ryuuuga?
- Pues verás…
Annia guardó unos momentos de silencio buscando una respuesta que darme.
- Creo que el rey de Ryuuuga se llama Azhortt Nied.
- Vaya nombres más raros tenéis por aquí…
- …
- Lo siento, hehe.
- Bueno, ¿A dónde quieres que te lleve?
- Euh… ¿No podemos sobrevolar el reino de Ryuuuga?
- No… Potui y Ater están en un conflicto muy gordo, por lo tanto estamos ambos a la defensiva, a alerta de cualquier posible ataque. Podrían malentenderlo…
- Euhm… Está bien.
- ¿Vives en el centro de acogida?
- Sipi.
- Allá vamos pues.
Volamos a unos pocos metros de las chimeneas de todas las pequeñas casitas y nuestra sombra lamía el pueblo entero a nuestro paso. Pronto estábamos en el centro de acogida, pues el pueblo no era muy grande.
- Bueno, fin del viaje.
- …
- Me gustaría volver a verte. ¿Dónde te podré encontrar?
- Umm… En el colegio… O aquí.
- ¿Y un lugar un poco más solitario?
- ¿Solitario...?
- Sí, bueno… Err…
- El lago.
- Vale, ¡hasta pronto!
Se fue sin decir una sola palabra más. Me pareció un poco extraña pero era muy simpática.

- Buenos días.
En el hall me topé con Lorine leyendo un libro.
- Hola, Lorine.
- ¿Qué tal con Elías?
- Bien… Espero aprobar con su ayuda.
- Yo también, te deseo mucha suerte.
Lorine sonrió y volvió a su lectura.
- Llegué a mi cuarto y me tiré en la cama a pensar. Pasados a penas cinco minutos entró por la puerta Rachel.
- ¡Muy buenas, Lenna!
Rachel era morenita y tenía el pelo corto y rubio; casi siempre lo llevaba recogido por dos trenzas.
- Hola, Ray.
- ¿Qué, tal con Elíías, eeh?
- No pongas esa cara, sabes que no ha pasado nada… solo somos amigos.
- Ya claro.
- ¡Rayy! A mí no me gusta Elías.
- Ah, cierto, era Satoshi, ¿no?
- Aaahh, ¡cállate!
Inevitablemente me puse roja como un pimiento.
- Lenna… Te he comprado una cosa.
- ¿Cómo? ¿A mí...?
- Sí, a ti, hehe.
Rachel rebuscó en su talega y sacó un libro.
- ¿Un libro? ¿De qué?
- No es un libro cualquiera, es un objeto mágico; es un libro de la transparencia. En él verás escritos los pensamientos de la gente que mantenga una relación de gran amistad, o algo más… Y de la gente que sienta algo especial por ti.
Me quedé totalmente helada. No sabía qué decir.
- ¿¡Enserio!? No sabía que existía algo así…
- Este tipo de objetos son muy escasos… Yo lo encontré en el bosque de Terokkar.
- Terokkar… Un momento, ¿ahí no está prohibido ir?
- Bueno, sí, haber… Prohibido no… Pero es que ese bosque es bastante peligroso. Está lleno de criaturas oscuras; treants, contempladores e incluso driders y arpías.
- ¿Y cómo es que te metiste ahí? Debes estar loca…
- Jajaja, qué va. Ya sabes que soy una fanática de los objetos mágicos; un día un amigo me prestó una capa de invisibilidad y decidí usarla para explorar el bosque de Terokkar.
- Igualmente, es peligroso, ¿no crees?
- Sí… Pero ya me conoces, hehe.
- Ains… En fin. Tú no tienes remedio.
- Hehehe, mira que eres desagradecida, ¿no te ha gustado mi regalo?
- ¿Qué? ¡Sí, claro que sí! Pero me da palo aceptarlo… ¿Seguro que quieres regalármelo?
- Por supuesto, no me interesa su poder.
- Está bien, lo acepto. ¡Muchas gracias!
- Espero que te ayude con ese tal Satoshi.
- …

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