martes, 2 de septiembre de 2008

5 Clases particulares.


Final e inevitablemente llegó el día en el que me acostumbré a estar rodeada de criaturas extrañas. Aunque seguía pasándome algún recreo contemplando lo que me rodeaba completamente fascinada.
Fue en uno de esos recreos cuando me lo presentaron. Tenía el pelo blanco y liso, le llegaba hasta debajo de la espalda. Sus ojos eran verdes, era alto y fuerte y llevaba un conjunto de tonos azules y verdes de lo más bonito.
- Hola, me llamo Satoshi. Es un placer.
Satoshi se acerco y me dio dos besos en las mejillas; no pude evitar sonrojarme.
Entonces vi asomar tras él a otro personajillo más pequeño.
- Euh… ¿Hola?
- Umm… Esto… Hola. Yo soy Elías.
- Ah, encantada. Pues… Muy buenas a los dos, yo soy Helena.
Elías era más bajito que yo y tenía una gran mata de pelo rubio, largo hasta la mitad de la espalda, recogido por una trenza que solo dejaba suelto el su gracioso flequillo que se abría hacia los lados con una ralla en medio. Tenía los ojos dorados y grandotes. Llevaba una chaqueta larga de color marrón y una camiseta y pantalones negros.
- ¿Qué tipo de criaturas sois?
Satoshi se acercó con un gesto orgulloso.
- Yo soy un elemental del aire.
- Ahm, ¿y tú, Elías?
Elías se sonrojó y bajo la mirada mientras jugaba con las mangas de su chaqueta.
- Yo… Soy mitad elfo, mitad gnomo… Mi madre era una elfa y mi padre un gnomo…
- Ah, entiendo, ya decía yo que eras demasiado bajo para ser un elfo, pero tus orejas… Hehe.
Con el tiempo había conocido a mucha gente: Rine era humana como yo; Lorine era un tenshi (lo que nosotros llamamos angel); Megan, un elemental de fuego; Izumi una elfa; Aaylah una Driada; Delia, una esfinge; Norman, un enano; Satoshi, un elemental de aire y Elías… Elías una mezcla rara.
También he conocido y visto muchas otras criaturas; ninfas, hadas, elementales de tierra y agua, sirenas…
Se acercaban los exámenes finales y yo no me enteraba de nada. En aquel mundo había asignaturas de las que nunca había oído hablar y la historia y la biología abarcaban muchas mas cosas. Además apenas llevaba dos meses de colegio aquí.
- Puff, no sé que hacer… Estoy perdidísima.-
- Podrías asistir a unas clases particulares.- Me sugirió Rine.
- Pero no tengo dinero…
- Ah, no es problema, podrías pedírselo a Elías.
- ¿Qué? ¿Yo, clases particulares con un chico?
- Jajajaja, vamos mujer, que es Elías…
No pude evitar ponerme como un tomate.
Y así, al día siguiente fui a la clase de Elías a hablar con el. El aceptó amablemente, tal y como esperaba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Da gusto entrar en el blog de una persona y apreciar que sencillamente escribe BIEN, nada que dañe a la vista.

Saludos